El sueño del abuelo Aldous

Fragment

Desde siempre, lo que me había hecho más gracia de la historia era la existencia de Charlie. Charlie era simplemente un dummy, un muñeco de esos artticulados que se usan en los test de seguridad para automóviles pero para el abuelo Aldous era mucho más que eso. Lo había reconstruido incluso articulándole la mandíbula de manera que solía divertir a sus invitados y amigos haciendo algún truco de ventriloquía o bailando con él. Todo el mundo sabía que el viejo Aldous solía trabajar con Charlie al lado y pensaba hablando en voz alta, como si le estuviera hablando al muñeco. El abuelo nunca demostró signos de locura en ese sentido sinó que simplemente era gracioso con el muñeco y la gente lo aceptaba con naturalidad. De vez en cuando lo vestía de forma estrafolaria o le ponía algún gorro divertido y aunque al principio soía vestirlo con el mono amarillo original, después fué evidente que llevaba siempre la ropa del propio Aldous. Excepto los zapatos; no llevaba nunca zapatos ni calcetines. En la planta de los pies tenía unos rodamientos que lo hacían muy manejable a la hora de transportarlo, aunque pesaba exactamente 50 kilos. Alguna vez , Adelbert lo había visto semi-desmontado, cuando el viejo conseguía alguna pieza más moderna o lo engrasaba o le intentaba acoplar algún accesorio para robotizarlo peró nunca consiguió que Charlie se moviera por si mismo. Ese día sí que Adelbert creyó ver moverse a Charlie. Estaba escuchando la propuesta del abuelo cuando vió que Charlie, sentado en su butaca de siempre de al lado de la ventana, movía ligeramente la cabeza como asintiendo ligeramente mientras abría y cerraba la mandíbula diciendo -efectivamente-. Charlie hablaba, era uno de los trucos que más sorprendían a los que lo veían por primera vez. el abuelo Aldous le había incorporado un reproductor con cientos o quizás miles de frases que soltaba aleatoriamente de vez en cuando. Adelbert siempre se sorprendía cuando oía decir a Charlie alguna frase que su abuelo le había incorporado, pero nunca le había visto moverse por si solo, sin que nadie lo manipulara. Cuando alguien lo movía de un lado para otro, Charlie, que estaba lleno de muelles por dentro y era una auténtica obra de arte, movía la mandíbula y soltaba alguna de sus frase cualquiera, eso sí, pero no se movía solo y creyó que había alguien más en la habitación